Un restaurante muy genuino con una granjita y huerto, por lo que los platillos siempre están acompañados de ricas hierbas. Aunque cuenta con un parqueo muy reducido. Desayuné unas tostadas a la francesa rellenas de queso y fresas, que acompañé con una infusion de menta, todo súper delicioso. Por el estilo del lugar se puede compartir la mesa con extranjeros e intercambiar sobre otras culturas, como me sucedió.