Lindo lugar, siempre con el sello de Palermo; empanaditas como cortesía del chef; decidimos probar un almuerzo en domingo tarde; creo que fue la mejor opción; poca gente, espacios separados, servicio espectacular y platillos en su punto. Cómo entrada un provoleta tradicional y carpaccio de aguacate; no dio tiempo de tomarle fotos; verdaderamente, recomendado!