Me encanta la comida y el buen servicio pero en este sector hay un grupo de niños que venden dulces y piden dinero es lamentable que sea así porque los niños deberían estar estudiando y protegidos en su hogar. Los anfitriones y meseros son tan amables que estos niños se aprovechan para ser groseros con ellos y con los comensales que se ven obligados a comprarles dulces o darles dinero para que dejen de importunar.