Este es uno de los lugares especiales para venir un fin de semana. En mi caso para el desayuno, tempranito aún con un poco de friito y delis. El ambiente fenomenal, el lugar las mesas y sillas todo de madera rústica sacado de árboles gruesos. Hay monte a caballo también y la cantidad de la porción es muy buena. Se puede ir con niños en en versión romántica.