Ambiente pequeño pero expectacular, lleno de curiosidades y excentricidades. Café delicioso y recomiendo el pie de rellenito de plátano.El dueño super amable y muy servicial. Si van recomiendo sentarse en la barra que da a la calle, fácilmente uno se entretiene viendo a la gente pasar y si no pues hay una gran variedad de libros dentro del café.