Increíble lugar. Clásico restaurante italiano. La carta no te abrumará, pero cada plato vale la pena. Los lomitos son verdaderamente buenos, mientras que las pastas son deliciosas. Recomiendo también las brusquetas Dritto, impelables. El lugar ajuro con reservación, precios muuucho más solidarios que el resto de restaurantes que dicen ofrecer comida de esta calidad. Hasta uno de sus dueños cantó opera para todo el restaurante. El ambiente te lleva a Italia. Un 10 de 10