Hace unas semanas probé algunos de los postres increíbles que tienen. El concepto de esta pastelería es bastante innovador, la presentación de cada dulce es un espectáculo y ¿el sabor? ¡divino! se puede percibir y disfrutar perfectamente la combinación de texturas y sabores, el lugar es bellísimo (los centro de mesa de orquídeas me encantaron). La atención es muy buena y el ambiente es maravilloso y ahora aún más que remodelaron el local y es gigante. Tienen a la venta además de te, café y comida tipo brunch, chocolates nacionales bien interesantes. Ir para allá es toda una experiencia visual y de sabor, es costoso en comparación a otros lugares pero vale la pena.

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