Ya se ha convertido en parada obligada para quienes vienen a dar el paseíto vespertino por El Hatillo. Llama la atención no solo por la variedad de las tortas, sino la frescura y el esmero en la preparación. Casi siempre habrá cola pero la espera vale la pena. Lo mejor es comprar la torta para llevar y disfrutarla tranquilamente en la plaza.