Sin duda alguna, los mejores churros de la ciudad. Crujientes y con abundante syropes. Los precios en relación a todo, siguen siendo amigables. La atención aveces es lenta, sobre todo los fines de semana que es una tortura por la cantidad de personas que visitan el establecimiento; mi recomendación es ir entre semana, mejor atención y no tienes que cazar mesas.