Es una carta muy amplia para todos los gustos. La degustación de ceviche es simplemente soberbia, las pastas no son nada fuera de lo común, de hecho me parecieron insípidas para cómo lucían. La Milk Shake de oreo es increíblemente rica. En cuanto al servicio fue estupendo, el único detalle es que el mesonero tuvo la indiscreción de comentar el precio de la botella de vino frente a mi pareja, aunque no es del todo criticable con los precios actuales. Definitivamente volvería a ir.

• 
• 
• 
•