veinte cervezas bien frías fueron suficientes para estar allí 4 horas hablando y riendo con una de mis mejores amigas. Lugar de gente variada pero todos con un mismo fin y es pasarla bien. Ambiente al aire libre, normalmente no como allí solo pico, siempre tequeños que no dejan mal a nadie y la esta vez pedí unos dedos de mozarella que venían para untar con una salsa de parchita que no estuvo nada mal. No dejen de ir!