He ido muchas veces, desde sus comienzos. Sus postres nunca me han fallado pero no son exquisitos, en panaderías más sencillas se pueden hallar mejores, pero aquí siempre están frescos, grandes y tienen excelente presentación. Los platos salados son muy caros. De los pastelitos, recomiendo solo el de queso porque una vez compré el de pollo y este estaba quemado, marrón, olía full a carbón y no me lo cambiaron aunque admitieron el error. Muy mal eso, no sé si vuelva.