Me encanto! Es un mini paraíso en el centro de Caracas, la atención fue muy buena, nos costó un poco pedir la cuenta pero de resto muy bien siempre estuvieron pendientes de nosotros. La comida estuvo excelente, me encanto el postre (Merengón de mandarina) estaba para chuparse los dedos. El ambiente demasiado relax no pareciera que estuvieras en Caracas mucho menos en el centro.