Un sitio con una ubicación privilegiada, una vista increíble un clima agradable. Sin duda el ambiente es el fuerte de este restaurante, a mi parecer; ideal para un almuerzo en familia, entre amigos y también para parejas buscando romper con lo cotidiano. La comida no me convenció, una presentación impecable, utilizan ingredientes típicos para contornear platillos que resultan más vistosos y visualmente agradables que gustosos al paladar. Es una propuesta interesante, por así decirlo, pero creo que el exceso de elaboración busca darle una sofisticación a mi parecer innecesaria. Más que un restaurante que solo sirve platos y bebidas, son un establecimiento que recrea muy bien el compartir en grupo en un ambiente de montaña donde su fuerte según mi criterio no son sus platillos.