Es un cafecito divino; el ambiente, sus dulcitos y la gente hacen que se convierta en un lugar predilecto para ir a merendar y hablar un rato. Que este en el trasnocho le suma puntos positivos porque puedes pasar antes de ir al cine o teatro y de repente ir por un chocolate caliente (que es el mejor) luego de comprar un libro. Sus bombones son de lujo. Lo único malo, es que el lugar es muy pequeño y aunque le agregaron mesitas afuera los fines de semana siempre esta full y hay que hacer cola para ordenar.