Una de las experiencias más agradables que he tenido, no solo por la comida, sino por el lugar y la atención. Disfrutar de un buen vino con ricos entremeses con buena compañía, con vista al mar o la montaña realmente no tiene precio. Los platos son impecables en presentación y sabor. Calidad que rara vez se encuentra en la ciudad, y que es exaltada por el entorno natural.