Excelente, pasamos una tarde divina, ahora tienen un grupo de música suave que ambienta el lugar y te desplaza a otro lugar. El ceviche extraordinario y abundante luego compartimos un lomito con ñoquis exquisito. Realmente lo recomiendo con los ojos cerrados. Nuestro mesonero Michael nos atendió con detalle y el Sr. Jorge nos dió muy buenas recomendaciones. Los postres deliciosos pedimos tiramisú y red velvet, ambos de chuparse los dedos. Seguro repetimos.