Es un ejemplo de los restaurantes de antiguo linaje en la decoración, servicio al cliente y platos. En un mundo donde rápidamente los negocios varían su orientación, no sólo por exigencias propias de la modernidad sino también por la tendencia a dirigir e imponer sus criterios los nuevos hosteleros de dudosa profesionalidad y por los clientes de ahora, que careciendo de experiencia mundana aconsejan cosas como: "muy bien , pero debería cambiar la decoración," " muy bien pero debería cambiar sus platos y modernizarlos," muy bien pero.............y así incontables peros. Es de aplaudir que todavía haya restaurantes donde uno se siente atendido por verdaderos profesionales y no niñatos(as). Donde uno pueda acodarse en una barra de madera, contemplar un entorno adulto y alejarse de la estupidez infantil que asola al país.