Cada vez que visito este encantador café francés, siempre llego con la ansiedad de catar de todo. Cada renglón de la carta y la pizarra te seducen. Todas sus crepes tanto dulces como saladas son fabulosas. Elige al azar, nada te dejará mal. Hay que llegar temprano cuando ofrecen toques de jazz para que complementes que tu estancia sea mas que inolvidable. Precios accesibles.