Lo más relevante el ambiente, es ideal para compartir en familia, con amigos o una reunión de negocios, la atención es regular, el único que se comportó adecuadamente fue el maestro parrillero, la comida realmente no fue nada del otro mundo, si el chorizo y la morcilla pero el corte de carne y la chuleta de cerdo estaba normal, la nata coreana fue lo más sabroso, imagino que la tradición mantiene a la clientela pero hay muchos mejores restaurantes de carnes en Caracas.