El sitio esta simpático por dentro, es todo de vidrio lo que te permite observar parte de la plaza bolívar sus transeúntes. El menú es minúsculo, para desayuno solo cuentan con croissant simple y de pavo con queso amarillo, huevos revueltos, o reina probada con tostones. En el momento en que fuimos, no tenían café. Los dulces sin frescos pero nada especiales. Tenía curiosidad de conocer este lugar y creo que no volvería de nuevo.