Es un restaurante muy pequeño y atendido por sus dueños. El ambiente es súper bueno y el cariño con el que te explican los platos que estas a punto de probar te enamora! Ofrecen un solo menú de degustación y lo cambian mensualmente! Es un excelente plan para cuando quieres comer divino! El paté de morcilla (que gracias a dios siempre hay y nunca lo cambian) es de otro planeta. Super recomendado!