Es increíble que este lugar le guste a tanta gente y tenga una trayectoria TAN larga. Hacía muchos años que no iba, pues no lo recordaba como bueno. Lamentablemente fui en noche de karaoke, y la experiencia fue simplemente precaria y marginal. Es terrible la fusión de “drive-in” cincuentero con gente borracha cantando guaracha a todo gañote, en un lugar desvencijado que tiene años sin que le echen un cariño o una limpiada. La comida, pues cualquier vaina. El menú es simple, cursi y de alternativas muy pobres. El pernil y la carne mechada fueron “normales”, nada que destacar. Lo único interesante es que las arepas salen luego de pasar por la plancha, así que vienen con el relleno bien derretido y fundido. Una experiencia bien chimba de donde salí sin ninguna intención de repetir.