El lugar es perfecto para una cena romántica o una salida "chévere" con familia y amigos. La comida es de calidad y con un preparado casi perfecto. El arroz frito, las gyosas y lumpias, mis favoritos. El arroz cantones también es rico pero me declino más al frito sin duda. De sus bebidas destaco el Moscow Mule, de verdad ¡Qué delicia!. La atención fue excelente, un aplauso al sr Gabriel. Disposición y amabilidad en todo momento. Volveré a asistir y espero se mantengan siempre así ❤️
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