Regresamos luego de diez meses y sigue siendo muy grato el ambiente, en pleno corazón de el pueblo de El Hatillo, al lado de la alcaldía en la Plaza Bolívar. La atención y el servicio muy bueno como en la primera oportunidad, amable el personal, educado y oportuno. La comida abundante en sus raciones, bien presentada, pe4o en esta oportunidad algo subida de sal en las dos milanesas que ordenamos, una de carne y la otra de pollo. Los precios siguen siendo solidarios y acordes a la realidad caraqueña. Seguiremos repitiendo la visita.
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