Comida francesa con protagonismo de proteínas cárnicas, de alta calidad y sabor logrado, que sorprende positivamente por su similitud a la gastronomía conseguida en la propia Europa. El servicio es formal, educado y con rasgos protocolares que se hacen notar, sin cobro compulsivo de servicio y con un tiempo estimado de traída de la comida de unos 15 minutos para 3 platos principales. Precios elevados al estar considerablemente por encima del promedio, para un aproximado de 30$ mínimo por comensal. El lugar tiene una decoración previsiblemente afrancesada, de colores pasteles y con intenciones de emular un estilo clásico francés, el cual, en términos de espacio físico, se queda corto, lo cual incomoda por la alta concurrencia y poco espacio, además de que la profundidad de sus sillas, alejan forzosamente al comensal de la mesa. Restaurante con comida de calidad notable, que me deja con sólidas razones para regresar.

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