Realmente una experiencia gastronómica inolvidable, la presentación y explicación del Plato logra generar activación de todos los sentidos. El menú: Ceviche laminado aromatizado con humo de coco carbonizado. Plato fuerte: "No me llames cazuela" una selección de langostinos y camarones pochados en mantequilla de cítricos. Postre: Degustación de cinco helados artesanales de temporada. Super recomendado.