El sitio es precioso, las paredes pintadas con florecitas, la luz tenue y la música deliciosa hacen parte de la experiencia de este restaurante. La comida estuvo deliciosa, aunque el servicio fue bastante lento, considerando que el lugar no estaba lleno: la mesera no fue muy cordial, ni informativa, parece que no le gusta atender comensales nuevos. Sin embargo, nos gustó mucho.