Este restaurante es muy bueno, pequeño y acogedor. Lo primero para destacar es la amabilidad de Juan y Elena, la pareja dueña de este establecimiento muy italiano. Tienen muy buen surtido de vinos. La otra ventaja es que está a lado de Ábaco, una de las mejores librerías de la ciudad. Tienen aproximadamente 5 o 6 mesas lo cual hace del sitio algo muy exclusivo. La pasta es muy fresca y los precios son muy razonables, incluso un poco más bajos que otros restaurantes italianos en esta zona del Centro. Les recomiendo el plato 'Scaloppina al rosmarino'. Muy, muy rico.