El ambiente es muy acogedor, buena música y muy bonito. La comida es exquisita, recomiendo la carbonara. El servicio si deja mucho qué desear. Es desordenado para ubicar mesa, al rechazar el uso del pitillo nos dijeron que era de cartón pero resultó siendo de plástico, no preguntan si pueden recoger el plato sino que te lo van quitando cuando justo acabas de comer, como quien dice "desocupe".