Éramos tres y pedimos pulpo a la parrilla de entrada. Al terminarlo, cada uno quería pedirlosde plato fuerte...qué exquisitez, como nunca lo había podido encontrar en Bogotá, crocante por fuera y nada chicloso por dentro. Ordenamos jaibas, arroz caldoso y el enrollado de pescado. Los tres deliciosos, pero las jaibas se llevan la corona. A pesar de que fuimos al mediodía y éramos los únicos en el restaurante, el servicio fue muuuuy demorado, una hora entre entrada y plato fuerte, ya nos íbamos a enloquecer. Pero estuvo muy buena la comida y al final quedamos con una buena experiencia.