Escondido en la vía a La Calera, sin aviso, con un par de banderas descoloridas a la entrada. Un sitio con ambiente agradable y tranquilo, una decoración llena de elementos árabes y una carta árabe-italiana un poco extraña. Nos decidimos por unos Caneloni a la Felipe, muy ricos, un plato mixto con Cochinillo, lo único a recomendar es el corte del hueso, ya que hay astillas en la carne lo cual es molesto. De postre un calzone de nutella y queso, un poco simple para mi gusto...buen café. Es un sitio para regresar y probar las demás recomendaciones.