Después de Semolina es la segunda gran apuesta de DLK para romper los paradigmas de encontrar un “verdadero” y buen restaurante en un centro comercial. Se acerca más al concepto Café - Bistrot francés. Los Crepés hay que probarlos, deliciosos y hechos a la minuta, muy buenos sándwiches y postres, recomendado el Pavlova. Del Bistrot recomiendo el Pollo al ladrillo, el Salmón y por supuesto hay que probar la sopa de cebolla, para compararla con otras opciones de comida francesa en Bogotá.