Un secreto bien guardado en el vecindario , hace rato no comía tan Rico en un restaurante nuevo, el menú es bastante variado con sabores muy especiales y exquisitos. De entrada un tartar de salmón espectacular y de plato fuerte una bondiola de cerdo con 8 horas de cocción lenta para volver a repetir, finalmente un postre para chuparse los dedos que fue el merengon de frutos rojos, por último el servicio muy bueno y el ambiente del restaurante muy fresco