Restaurante de fusión peruana-mexicana con muy bonita decoración. Para ir a almorzar en una tarde soleada, es ideal ir al segundo piso. El cóctel de Ginebra con syrup de jengibre es mundial. De entrada te recomiendo los tacos camarones embriagados. No es un restaurante memorable, no hay platos que llamen la atención como para ir una segunda vez.