Siempre es agradable entrar al Museo Nacional y la experiencia sin duda se complementa maravillosamente con la comida del Panóptico. Delicioso su ceviche de raya y el complemento es increíble con los helados de Selva Nevada. El lugar merece un segundo aire, pero el ambiente de las paredes viejas del museo le ayudan bastante. Recomendado!