El lugar es bonito y muy bien presentado. Con mucha opciones para sentarse. Seguro una tarde de viernes debe ser muy lleno. La comida realmente regular a mal. Por fin pude pedir en Bogotá una cochinita pibill y estaba seca y con poco sazón. La arrechera de un lomo algo duro. El queso con chorizo rico pero nada diferente a un restaurante de nivel medio. Definitivamente se ve bien pero los platos no saben lo bien que se ve el lugar. Y el servicio también algo deficiente.