Le tenia ganas "a seis manos" hace un buen tiempo y aproveche que tenia que hacer una vueltas en el centro para meterme en esa fascinante onda, es un restaurante en medio de un centro cultural o viceversa (no lo se). Pedí el menú del día (gazpacho con pan fresco, jugo natural de maracuyá, vegetales salteados y una buena chuleta de cerdo en salsa de mostaza, espresso y postre) todo rico. Pero sin duda lo mejor del lugar la experiencia de su entorno, remanso de paz en medio del agitado centro. Y lo mejor de todo fue la experiencia de ir a almorzar solo y terminar en la compañía de 7 buenos extraños en la misma mesa! Volveré cada vez que pueda.