San Marcos ha sido el lugar que más frecuentaba en los años noventa después de salir del colegio. Me gustaban mucho la lasagna. Volver fue un placer. Descubrí nuevamente sabores fuertes e inconfundibles como el de la pasta de tomate preparada por ellos, o los raviolis de queso. Un pan francés muy típico. De los sitios para comer pastas este es bueno.