Uno va con muchas espectativas, que la verdad no se cumplen. El sitio normal, bastante informal, sillas incomodísimas. Entrada calamar, bueno....platos fuertes: bondiola, curry de pollo y chatas, buenos sin ser nada exquisito, de hecho las chatas estaban termino medio y las pedí 3/4... mejor dicho, no sabría por qué está entre los 10 mejores restaurantes de Bogotá. Lo siento, ni siquiera llega a recomendable. La atención muy amable, eso sí.