Se les abona la variedad de toppings, el refill de gaseosa, el pan (buen sabor y textura), los tamaños de las hamburguesas (desde las pequeñas hasta las gigantes) y la calidad de la carne. No hay papas a la francesa. Sin embargo, es muy costoso y se pueden comer hamburguesas comparables en sabor final por menos dinero. Más de $40.000 por una hamburguesa no es poca cosa. Que no ofrezcan pitillos hace muy engorroso disfrutar de una hamburguesa de más de 1/2 libra e intentar beber del gran vaso que dan, sin que se desarme la hamburguesa. El servicio es bueno y al menos una vez durante la visita pasan por las mesas a preguntar si la comida estaba bien.