La comida de este sitio es una de las más grandes decepciones que he tenido en Bogotá, acostumbrado a ir al JW de la 73, decidí conocer alguno de los restaurantes del Marriott de la 26. Empezamos bien con las entradas, un ceviche, un pulpo y un carpaccio que estaban ricos sin ser gran cosa. Los platos fuertes si fueron nefastos, pedí unos ravioli de pato confitado que no había, por lo que la mesera me recomendó un plato similar pero de mariscos. Accedí a la recomendación pero la verdad los mariscos no estaban frescos, un sabor fuertísimo y a mal refrigerado. Otra de las personas que estaba en la mesa pidió una pasta bolognesa y con todo respeto, era más feo que una pasta que uno pueda conseguir en un corrientazo. Nunca lo recomendaría.

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