Cuando pensaba en comer unas buenas costillas siempre se me venía a la mente Santa Costilla en Usaquén. En sus inicios, fui de sus primeras clientas y supe que su salsa BBQ original había surgido de mucho investigar y viajar por EEUU para lograr una receta única y en ese momento, ese, fue mi mayor punto a favor del restaurante: su salsa BBQ. Sin embargo, hoy día las cosas son diferentes. Con el paso del tiempo aprendí que la textura de esas costillas bien logradas, gracias a una cocción lenta, es alucinante y lo más destacable de su menú!. Así es que mi opinión del sitio (que se ha ampliado considerablemente para atender a su clientela), es que la textura de las costillas que se desprenden lenta y gustosamente del hueso es lo mejor que tienen, NO su salsa, me parece que sentí la salsa floja comparada a su versión inicial. Los acompañamientos no sorprenden y el servicio da la sensación de un restaurante sin personalidad definida, como el clásico restaurante de almuerzo caserito pero con precios de restaurante conceptual tan de moda en Bogotá.