Restaurante de carnes, tipo Argentino. Siempre había escuchado muy buenos comentarios, pero la experiencia no fu de mi total agrado. Los meseros no hacen recomendaciones y se limitan a estar llenando constantemente el vaso de cerveza (cosa que desagrada, Yo me la tomo a mi ritmo). Para ser un restaurante especializado en buenos cortes de carne, no tenían uno de los más magros y jugosos: bife de paleta, de los cuartos anteriores. Toco pedir punta de anca. Mi acompañante pidió lomo. El corte de la punta, un poco irregular, muy ancho en un extremo y excesivamente delgado en el otro. El corte del lomo, un desastre: parecía que hubiesen abierto la pieza y quedo delgada y de forma triangular. Por ser los cortes como los describí, esto ocasionó que se pasaran del término solicitado (A Punto: entre medio y tres cuartos). Además, el parrillero estuvo exageradamente generoso con la sal. Para tener un buen número de meseros, uno debe levantar la mano más de una vez para que algunos de ellos se percate que se requiere en la mesa. Al final le hice señas al Maitre para poder hacerle mis sugerencias, pero fui como invisible; este señor parece que levitara en el restaurante. Un poco prepotente. Me toco hacerlo llamar por intermedio de uno de los meseros. Fin de la historia. Por su tradición en la ciudad, espero tener una segunda oportunidad de degustar sus cortes de carne. Ah, una publicidad gratuita: soy Médico Veterinario, he asistido a cursos de asados, y les digo que en el país existen ganaderías que producen excelentes ejemplares y cruces, que se convierten en cortes de primera calidad. No tenemos que caer rendidos ante los cortes que traen del extranjero.