Interesante restaurante chino en la zona rosa. Es diferente, es algo imponente con su cartel de la revolución de Mao o ese lindo y gigantesco dragón en papel que cuelga del techo y cuya foto nadie puede tomar bien. Así que en decoración es bastante bonito. La carta es grande pero abarcable y si uno no pide explicaciones se puede enredar con el tamaño de ciertos platos que fueron diseñados, como multiples veces he escuchado a sus meseros, para compartir. Así que con un arroz comen bien al menos 3 y asi se vuelve barato, Tienen pato y es delicioso, pero en Bogotá se consiguen mejores. De resaltar, el postre Muralla China, delicioso chocolate con contrastante jalea de lo que creo son moras. La relación Precio/Calidad es buena si se adquieren platos para compartir. El Pato como en el resto de la ciudad es bien caro, pero vale la pena probarlo, asi no sea acá.