Es uno de los lugares Bogotanos por experiencia para mí. No hay turista al que no lleve a conocerlo mientras se camina por al Macarena o el Bosque Izquierdo. Se disfruta muchísimo la experiencia y la música mientras se puede también leer un buen libro o disfrutar de una compañía amena y una charla amena. El chocolate es increíble en todas sus presentaciones y, honestamente, no conozco trufas más ricas que las de allí. Eso sí, la atención no es la mejor pues el personal varía constantemente y se enloquece cuando crece la demanda de comensales;recomendado para esto: tener paciencia y disfrutar de lo demás que es excelente. En algunas ocasiones se tiene la oportunidad de ser atendido por la dueña lo cual cambia completamente la experiencia del servicio pues es una persona igual de cálida a su chocolate. MUY recomendado!