Esperaba muchísimo más de este lugar. Primero el concepto de intimidad o espacio no existe en este restaurante las mesas están muy pegadas las unas de las otras entonces terminas incomodando al pararte o sentarte y se escuchan las conversaciones de todo el mundo. Servicio malo se demoraron una eternidad en tomarnos el pedido. La comida, regular nada del otro mundo, los precios son altos en relación con la calidad de la comida, cobran más de 30 mil pesos por un filete de pescado, creo que se aprovechan del concepto de “saludable” para cobrar casi 10 mil pesos por un jugo de mandarina.