Este restaurante ambienta una experiencia parisina sin precedente. La decoración te sumerge en otro mundo y te envuelve por completo. La pastelería como realmente comenzo sorprende cualquier paladar. Su chef y su buen gusto de preparar la comida permite al comensal salir satisfecho. Los desayunos son muy bien elaborados y los postres y demás estan en un nivel altísimo. El servicio es bueno pero tienen que cuidar los tiempos de entrega y a veces el personal es escaso para la demanda de clientes. Hay parqueadero lo cual lo hace muy cómodo para llegar. Solo felicitaciones