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Del cielo al infierno... Este era hasta hace poco un restaurante que personalmente lo consideraba uno de los mejores de la cuidad. Merecía ampliamente estar entre los 50 mejores restaurantes de Latinoamérica. El cambio de menú era un motivante para visitar este gran sitio en Bogotá o en Medellín. La calidad, los sabores, la creatividad, las texturas y la presentación soportaban el alto precio del menú de degustación. Cada visita nos generaba una sorpresa gastronómica difícil de encontrar. Claro, el concepto del restaurante no era para todo el mundo y había que contar con tiempo para disfrutar la experiencia. Sin embargo todo cambió en nuestra última visita. Primero llegamos y no nos ofrecieron ninguna bebida sino hasta el primer plato. Preguntamos muy sorprendidos si no era apenas lógico tener una bebida para acompañar la comida. Nadie pudo entender ese descuido, pero también nadie tuvo la amabilidad de disculparse. Pero todo puede empeorar. Los platos de este menú que tiene como referencia la noche de las velitas están muy lejos del nivel que solía tener este restaurante. Los sabores, la cocción, la presentación o la elaboración no soportan la fama, ni el precio del menú. Y el gran chef en Miami concentrado en apertura en esa ciudad. El costo de descuidar el negocio y perder el foco. Que tristeza y que desilusión. Será difícil tomar la decisión de volver dado el valor que está en juego por el alto precio del menú. PD: pésima idea tener un momento con música incluida. Era para volverse loco escuchar la música ambiental y la de cada mesa cuando ese "momento" llegaba!

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