Ni muy muy, ni tan tan Este restaurante lo han proporcionado muy favorablemente y por lo tanto está de moda con algún nivel de irracionalidad. Sin duda causa una gran sorpresa encontrar este sitio a 20 mts de la plaza de mercado del 7 de agosto. (Solo abren al almuerzo) Lo primero que es necesario anotar que su fama le ha causado un gran problema debido a la capacidad limitada de su cocina. Es necesario reservar y ojalá sea a una hora temprana antes de que entre en caos la cocina. Me causó gran sorpresa la cantidad de gente molesta esperando en la entrada o en las mesas por sus platos. A nosotros las entradas nos llegaron muy rápido, pero los platos fuertes tardaron más de media hora. Las entradas nos parecieron muy buenas. Pedimos unas estupendas alcachofas, un gran tartar de lomo y unas inolvidables papas bravas con chorizo español. Sin embargo con los platos fuertes no tuvimos tanta suerte. El lomo con costra estaba increíble, pero el risotto de mar muy promedio y la pasta vongole muy mala (tenía pocas almejas y otros moluscos que no hacen parte de la receta) Al final pedimos un postre de chocolate sin pena ni gloria. Pero gracias a esos platos donde nos fue muy bien volveremos, claro está, temprano y sin prisa.

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